Debo dejarlo claro, este no es un texto para aprender, más bien lo es para cuestionar, para verse hacia el interior y preguntarse. Yo, hago las preguntas solamente, cada quien se responde como quiere (o peor, solo como puede)
¿Cómo se conjuga en el ser humano lo innato y lo adquirido, y como se compagina nuestra condición de seres libres con nuestra condición de especie animal?” (Beorlegui, C., 2002). Esta es una pregunta complicada que requiere de entender como evolucionamos, como nos transformamos hoy, pero también de comprender cuáles son los mecanismos físicos, biológicos y evolutivos que nos permiten, nos imposibilitan, nos empujan, nos detienen a ser lo que somos o lo que podríamos ser.
Muy probablemente una de las lecturas que más me ha impactado en la vida ha sido “El origen de las especies por la selección natural” (Darwin, 1859). Obviamente, fue una lectura siendo muy joven, quizá unos catorce o quince años, y mi lectura fue demasiado simple y superficial, una lectura hecha con los ojos de un cipote que quería entender algunas cosas y que deseaba entonces ser, de cierta manera diferente a otros.
En esa época ya me había cruzado la Iglesia Católica y estaba en el punto de mi ingreso, a pocos meses quizá, de la Iglesia Adventista. ¿Qué mejor momento para leer al diablo, al desprestigiado por la religión?, ¿Qué mejor época para leer a Darwin? La idea cierta de la evolución es en realidad preferible a la idea de la creación, digo, científicamente. Un artículo de D. Quammen dice “”you might even tempted to say that (evolution) is “just” a theory. The notion that earth orbits around the sun rather tan viceversa”[1]
Sé que esa primera mirada a Darwin, con un libro prestado por las tardes en la Biblioteca Nacional abrió una ventanita en mi cabeza, y me puso a pensar que algo había entendido. Una lectura posterior, efectuada en mis años de universidad, me llevo al grave cuestionamiento acerca de mi relación con Dios y la supremacía de los seres humanos por sobre todas las especies. ¿Somos imagen y semejanza de la divinidad? Yo tengo mi respuesta.
A esa altura, iniciando la universidad, ya me había convertido en maestro de escuela sabática en la adventista, donde aprendí mucho sobre Dios, y donde me tocó entender como ser humilde, aunque, la verdad, creo que falta. Quizá no hace mucha falta, uno puede vivir con eso.
Debió pasar mucho más antes de que el tema de la humildad me cuestionara, tal vez un día, veremos. No es importante que llegue a cuajar, si uno no anda jodiendo a otros y lo ocupa solo para sentirse bien, aunque ahí el predicador para ponerlo a uno en su lugar: “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; más la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta”. [2]
El recorrido de la evolución, maravilla a cualquier persona que inicia su estudio, más si lo efectúa de la mano de otros para entenderlo mejor. Partir de la nada, para llegar a ser lo que somos. Esta cuestión es mas importante que la humildad, aborda las creencias fundamentales sobre las que se basan las reglas de relación en el mundo. Aborda las preguntas centrales de la humanidad: ¿De dónde venimos, hacia dónde vamos? Y por cierto, se enfoca en temas como el tipo de pensamiento de la persona, adaptada o inadaptada[3]. En este caso, no es cierto que la adaptación del pensamiento de uno se adecua al pensamiento de la mayoría de la gente, ello lo hará un sobreviviente. El mundo del cambio, inicia con el disenso.
¿Cómo ha sido posible esta evolución? Bien, dos explicaciones caben, la primera es que en efecto, las múltiples necesidades de los seres en evolución van creando ciertas adaptaciones en su morfología, unos grupos evolucionan más rápido que otros, dependiendo de su entorno y de sus problemas a resolver.
Algunos desarrollan habilidades adecuadas a su contexto, otros desarrollan modificaciones biológicas, quizá mutaciones como dice Darwin –las mutaciones pueden darse en grupos o en variedades aisladas- y seguramente todos evolucionan fisiológicamente.
Una concepción parecida es la de Lewontin, (1980): “Lo que llamamos evolución o proceso evolutivo se compone en realidad de tres fases distintas: adaptación, especiación y extinción. No tendríamos qué esperar que las tres fases pudiesen concurrir; si bien las tres pueden operar sobre una misma población de manera secuencial, también lo puede hacer cada una por separado. En cualquiera de los dos casos, habría evolución; luego, tampoco es necesario esperar a que pasen siglos o milenios para poder ver a la evolución en acción”. Eso es poco común, pero sucede y hasta puede pasar que ese cambio sea inapreciado (no percibido), por magnitud del cambio, por ejemplo.
Una evolución puede ser sutil, una transformación puede ser un apenas. Tanto así que, algunos paleo - antropólogos no están totalmente de acuerdo en las diferencias entre los Ergaster y los Erectus, a pesar de eso se encuentran algunas variaciones entre ellos.
La certeza acerca de que el primer Homo Erectus surge en el África, de que el sapiens migra desde el continente negro, me plantea a mí, al menos algunas interrogantes, desde un punto de visto verdadera y totalmente ingenuo:
¿Entonces, África es la fuente de toda la humanidad? ¿Entonces Dios eligió al África para que fuese de ese lugar donde se gestara la humanidad en su forma más reciente y evolucionada? ¿Entonces, -disculpa el enojo con esa decisión- por qué África es ahora el continente donde los humanos viven en condiciones menos humanas? La ironía de una decisión de crear un paraíso, donde hoy es una mierda. ¿Dios propició eso? Y si no él, entonces ¿quién pues? Aquí, el tema de la creación se confronta con el de la evolución.
Los Homos Erectus saliendo de África pueden no considerarse totalmente humanos aun (¿consciencia o no consciencia?, ¿alma o no alma?) en el sentido de las evidencias acerca de su brutalidad en cuanto su relación con otros como los Neanderthales, al punto de matarles y partirles en pedazos, según evidencias. ¿Era eso un asunto de sobrevivencia?, ¿de moralidad?, ¿de cultura? De nivel de consciencia.
Los humanos creados por Dios no serían capaces de hacer eso como un hecho de supervivencia, a menos que… claro, a menos que consideremos a los Neanderthales como animales, seres inferiores y no creados para evolucionar hasta convertirse en seres humanos, seres que sirvieron para alimentar a los humanos provenientes del África. Esto es un asunto complicado, en la medida que aceptamos la existencia del buen dios, nos confronta el hecho de la evolución, el alma o la consciencia. ¿Iban al cielo los primeros humanos?, ¿iban al infierno los neanderthales?
El Edén, situado en África suena también extraño, aunque paradójica, casual, irónicamente concordante con la aparición de los Homo Erectus. El Edén es seguramente, una fábula. Así sí se logra entender la evolución de los humanos, a partir del edén como una creación cultural (un lugar existente y mitificado) y no como un paraíso (un lugar celestial, no existente y gozoso).
Si no, perdona de nuevo, ¿Quién diablos querría salir de un lugar conocido como El Paraíso, donde hay comida, bebida, y mujeres para los hombres, y hombres para las mujeres? Todo eso sin trabajar.
Además la evolución de los Erectus no es el resultado de una premeditación, de un pensamiento complejo, imbricado. ¿Qué sentido tendría hacer pasar a los humanos actuales, por una serie de transformaciones biológicas y culturales para llegar a ser lo que somos hoy? Los resultados de aprendizaje, si así fuera, no han sido tan interesantes. Guerras mundiales, asesinatos en masa, lucha entre tribus y conflictos masivos fundamentados en visiones religiosas. Incluso, por aspectos de supremacía económica. ¿Debió pasar la humanidad por toda esta evolución, de forma pensada, para llegar a ser ahora, tal y como somos? Puedo estar orgulloso de cómo son muchos seres humanos, personas bondadosas, inteligentes y fraternas, pero difícilmente de los grandes poderes políticos y militares en la tierra. Ni de los grandes poderes económicos, explotadores de otros seres humanos, rapaces, caníbales simbólicos.
Independientemente de la libertad a partir de la que cada uno toma sus decisiones, es claro que la mente evoluciona como un resultado de las evoluciones físicas, es el resultado de la manera como se requieren cambios biológicos, lo que dialécticamente produce cambios en la conducta y en la cultura. Y son los cambios en la mente y la cultura, lo que producen los cambios en el uso de los cambios biológicos.
Una breve síntesis: Darwin encuentra en la evolución las respuestas al origen del hombre, no por la creación, sino por una evolución que confronta visiones, ideas y filosofías.
[1] El artículo de Quammen se titula Was Darwin Wrong?, forma parte de una compilación. “hasta se puede estar tentado a expresar que la evolución es solo una teoría, a pesar de ello, la idea de que la tierra orbita en derredor del sol es preferible a pensar lo contrario”
[2] Eclesiastés, cap. 1
[3] Adaptado o inadaptado: la referencia a Darwin es clara, es conveniente sufrir adaptaciones en el sentido de adecuarse al entorno físico, no sucede igual con el asunto de las ideas.