Barrios, Gerardo Barrios era el nombre de mi escuelita, ahí donde la niña Tey mandaba. Ubicada en la calle homónima, y cerca del cementerio general. Recuerdo que iba a misa con las profas, a la vueltecita estaba (está) la iglesia del Perpetuo Socorro, un nombre que me costaba decir entonces. En esa misma escuela estudiaron mis hermanos y todos mis amigos del Mesón Roldán, la Bolsa y los pequeños mesones de la calle cerca del mercado.
Las profas que sabían lo que hacían nos llevaban a la fábrica de dulces Delicia para ver el proceso de fabricación de los dulces, no por el proceso mismo sino porque nos regalaran dulces a todos los bichos. Don Chabelo, el profe de música vivía a dos casas de la Escuela, ahora ya no sé si cobraba o no por las clases. ¿Donde está el cule, charamila, napo sapo, toño tetunte, la ceci, el manuelito, el ganso y el cumbia? A saber. Por lo menos siguen estando en mi memoria, y los recuerdo tanto como recuerdo a las profas llevandonos un día como hoy 29 de agosto, al cementerio general a ver la tumba de Barrios, ahi donde Adelayda lo tiene en sus brazos.
julio martínez
Gerardo Barrios
Por Francisco Ayala Silva
No se sabe dónde nació. Fue en algún lugar cercano Cacahuatique, hoy Ciudad Barrios. Todavía vive allí.
Gerardo Barrios vive en esa zona del norte de San Miguel, un triángulo formado por Ciudad Barrios, San Gerardo y Sesori. Los campesinos hablan de las haciendas de "Don Gerardo", donde se comenzó a cultivar el café, donde él cabalgaba, de las pozas donde se bañaba doña Adelaida, su esposa. Hablan de Gerardo Barrios como un vecino, no como el presidente asesinado hace 148 años.
Plumas a su airón
Gerardo Barrios nació un 24 de septiembre, bajo el signo de la balanza. Fue un fenómeno: crecía en el norte de San Miguel de la Frontera, una provincia aislada, llena de indígenas iletrados. Pero lo rodeaban sus tíos galos, veteranos de la Revolución Francesa. El pequeño Gerardo creció en una hacienda lejana en una provincia olvidada, leyendo libros de la Ilustración y hablando francés.
Era un niño cuando, empujado por las ideas liberales, se unió a las fuerzas del más cabal de los centroamericanos: Francisco Morazán, seguidor de Bolívar, que pasaba por la hacienda.
No cumplía 17 años cuando, el 6 de julio de 1828, con Morazán, participó en la victoria de Gualcho. Poco después combatió en la hacienda de su propiedad, El Espíritu Santo, donde terminó victorioso y herido en un pie. Quedó cojo para siempre.
Desde entonces combatió por la unidad centroamericana y las ideas liberales. Fue un militar populista, más cercano a Hugo Chávez (el bolivariano) que a Pinochet. De hecho, cuando llegó a la presidencia de El Salvador, Gerardo Barrios también pidió (y obtuvo) el poder absoluto: la Asamblea de entonces le dio el título de Capitán General.
El grano pardo
Lo que hizo durante su gobierno todavía toca nuestras vidas: al hacer obligatorio el cultivo del café aseguró la fuente de ingresos que todavía sostiene nuestra economía; al escoger el café, encontró un cultivo que salvó lo que queda de nuestra capa vegetal. El café definió la pirámide social salvadoreña del Siglo XX.
Gerardo Barrios, promulgador de los códigos Civil y Criminal (a la Napoleón), fue el padre del sistema educativo salvadoreño: él fundó las escuelas normales para preparar maestros (todas fueron fusiladas) e impulsó la profesionalización de las fuerzas armadas como elemento de estabilidad. Para hacerlo, contrató expertos franceses, porque "monsieur" Barrios fue afrancesado hasta el último día, en un país cuyos líderes se levantan mirando al norte y consideran que hablar inglés es el no va más.
Barrios y Napoleón
¿Cuántos salvadoreños saben que Napoleón, emperador de los franceses, visitó El Salvador? Fue Luis Napoleón Bonaparte, sobrino (dicen que hijo) de Napoleón, grande y sanguinario.
Antes de ser presidente de Francia y dar el golpe de Estado que lo convirtió en emperador, Luis Napoleón llegó a San Miguel como exiliado político. Era 1844 y el gobernador departamental era el coronel Gerardo Barrios. Él y su esposa lo atendieron como al descendiente del Napoleón I (dos buques ingleses de guerra bloquearon La Unión, y el Chaparrastique hizo erupción).
"Cuando yo pese en los destinos de Francia, visíteme", dijo Luis Napoleón, y don Gerardo fue a Francia, años después, a cabalgar con el emperador y dirigir una parada militar en los campos Elíseos.
Pan de cada día
Como los nacidos bajo Libra, él tenía grandes apetitos. Gerardo Barrios introdujo el pan francés en El Salvador, y enriqueció la repostería nacional con reposteros franceses.
Gerardo Barrios, el presidente afrancesado, déspota e ilustrado, fue derrocado por un palafrenero guatemalteco casi analfabeto. Fue fusilado por un presidente salvadoreño cuya familia disfrutó de la bonanza del café: Francisco Dueñas.
Él y doña Adelaida no tuvieron hijos. Su sobrina bisnieta es Lilian Díaz Sol.
La sombra del caudillo
El lunes 30 de agosto, un día después de la conmemoración de la muerte del más grande salvadoreño, le rendirán homenaje 43 organizaciones salvadoreñas, oficiales y privadas, incluidas las fuerzas armadas.
Será a las 9 de la mañana en la Plaza Barrios, en el centro de San Salvador, donde una bella escultura muestra al Capitán General cabalgando como debió hacerlo: a la francesa.
Enfrente de la escultura está el Palacio Presidencial, que él ocupó. A su derecha está el antiguo Banco Hipotecario, que creció con el dinero del café. Ahora es la Biblioteca Nacional.
A la izquierda de la escultura está la catedral, sede de la iglesia católica, su gran enemiga (nunca le perdonaron que fuera liberal y masón). Ahora hay curas liberales y la masonería es un club social. El culo del caballo está frente a la esquina de un edificio que botó el terremoto de 1986: el edificio Dueñas.