Cuando ayer me enteré que una persona tenía una enfermedad grave, que estaba embarazada, y que el bebe en gestación no tenía cerebro, por tanto no viviría al nacer, me pareció lo más lógico que se hiciera un aborto. ¿Para que tener un bebé que sin cerebro no tendrá consciencia ni pensamientos que sobre todo amenaza la vida de la madre porque la de él ya está condenada?
Es una pena una decisión así, pero la comprensión de la situación sumado a un pensamiento lógico y la importancia de la preservación de la vida de la madre misma, orientan a tomar una decisión así.
La legislación salvadoreña no permite el aborto terapéutico, algo que casi universalmente es considerado una necesidad en todo el mundo. Sin embargo, los cambios en reversa de nuestra legislación han sido así, probablemente motivados por algún pensamiento ortodoxo, ultraconservador y regresionista.
Hoy por la mañana leía en EDH, un periódico promotor de la inmanencia de los valores, publicó un artículo titulado "Beatríz no lo mates", en el cuál las ideas sobre un dios permisivo de enfermedades en los niños, se usa para decirle a la señora embarazada "No lo mates". La primera cosa que se me vino a la cabeza fue: "¿Que escribiría esa señora Simán Siri si fuera su hija la embarazada en esas condiciones?", ¿Le pediría que se sometiese a ese tipo de suicidio o lo valoraría desde otra óptica?
En otro periódico veo otra información, en la que una llamada "Red Familia", en donde participa la "Fundación Sí a la Vida", y donde hay otras -dicen- 50 organizaciones en "defensa de la vida y la familia en el país" se han pronunciado en una conferencia de prensa a la que fueron algunos periódicos para conocer que decía este grupo de señoras conservadoras.
El asunto tiene aristas éticas, médicas, religiosas y legales. Pero tiene mas que ver con la decisión individual que cada persona toma sobre sí misma. Siempre he pensado que en algunas culturas, se desarrollan actos que causan dolor y angustia en otros, y generalmente estos otros son obligados por quienes tienen un cierto poder.
Así he visto estas acciones, viniendo de personas que tienen a su disposición los recursos y los medios de comunicación para confrontar el derecho de una mujer que mira la certeza de la muerte de su bebé, y como si solo eso ya no fuera suficiente sufrimiento, a lo que se suma la posible muerte de ella misma.
Moralmente, es su propia decisión; médicamente se le ha recomendado el aborto; religiosamente es su interioridad; y legalmente se espera el fallo de la CSJ para efectuar el procedimiento y salvar la vida de ella, Beatriz, porque la de su bebé, no se podrá salvar.
¿Las demás? Creo que deben preocuparse por la salud de su familia y aportar a la eliminación de la pobreza, la promoción de la justicia y el fortalecimiento de la equidad. Sobretodo, deben dejar que Beatríz camine sola con su propia decisión de abortar. Los demás somos espectadores, que hacemos valoraciones, sobre este tipo de cosas, pero no son nuestras decisiones. Es claro que uno de los graves problemas del poder es la intención de pensar, sentir, decidir y actuar por otros. Como si no tuviésemos suficiente de eso ya.