Pienso pues, que la vida se va formando de partes que se integran para darle sentido al quehacer de la existencia, que cada una de esas partes de las que la vida se compone pues también tiene sentido en el gran marco de cada uno.
Ellas pueden ser buenas o no tanto, a veces ocasionan tristezas y otras mas, alegrías.Como seres sociales que somos es sumamente díficil sonreír sin la presencia de otro, tanto como lo es el estar molesto en las mismas circunstancias,
Hay personas que llegar a la vida de la gente para formar parte de esta historia personal, y que veces pudiendo estar años no son capaces de incidir como producto del coincidir. Puedes estar diez años, veinte y nunca te logras encontrar con ellos, así estén muy cercanos físicamente.
En ocasiones el vínculo nunca existió sino las circunstancia, en otras el egoísmo se encarga de malograr el vínculo y genera esa sensación de existir para el trabajo mientras el otro existe para el ocio y disfrute con otros, Vivir del otro.
Decía un amigo mío que es preferible desechar a esas personas... yo creo que no siempre se puede y que depende de cada uno hacerlo o no, de condiciones, circunstancias, malas costumbres y hasta insanidad,
Es preferible cuando eso sucede, buscar caminar en otra dirección.
En contrario, creo que cada uno de los seres humanos, aun en entornos como el salvadoreño con tanto muerto y descalabro político, es posible tener una dosis de alegría, de pensar como me pasa a mí, que hay un conjuro en el universo que posibilita que la gente tenga dolores y aprendizajes de las relaciones para luego permitir que obtenga vínculos nuevos que faciliten aplicar lo aprendido y que devuelvan lo que nunca se tuvo.
Las personas desaparecen de tu existencia para favorecer el nuevo día, el nuevo amanecer, que no siempre puede ser un buen nuevo día, pero que los aprendizajes previos debieran servir para obtenerlo como tal.
Hay seres humanos que se vinculan a la existencia de uno (o uno se vincula a la existencia de ellos) coincidiendo primero e incidiendo después.
Esas personas que una vez les has conocido sabes que algo pasará, sabes que tienen algo que ves en ellos y que ellos ven en vos.
Y deseas con todas tus fuerzas que la vida para ellos sea de mucha felicidad, aun si vos no formas parte de ella.
Te pones al servicio de eso y tenes la disposición de apartarte si es necesario para que esa felicidad y alegría llegue a esos otros.
Con esas personas te das cuenta que coincides, que hay enseñanza de ida y vuelta, enseñar y aprender. De aceptar y ser aceptado. Que reconoces en ellos sus fallas, que te sabes con tus propias fallas y aun así, encuentras una o mas razones para seguir coincidiendo. Y aun así, encuentran una o mas razones para seguir coincidiendo contigo.
Son esas personas con las que has compartido uno, dos o tres meses y ta has dado cuenta como las coincidencias están en cada instante, y como las incidencias forman parte del vínculo. Coincidir e incidir. Hay personas que uno desea que estén siempre ahí sin saber por qué.
Si te ha pasado, si te pasa eso con alguien, vale la pena quitarse los prejuicios; no comparar, no mirar hacia atrás;dejar fluir como sucede con el agua del río, dejar que fluya, no vas a detenerlo de todos modos; darse todo sin reservas; no juzgues; procura ante todo entregar alegría y dejate incidir.