Octubre es el mes de los vientos y en nuestra región esos vientos son esperados con mucha alegría porque sirven para que las piscuchas puedan elevarse. Los vientos que soplan es también una figura metafórica, y se dice no sin razón, que por los vientos que soplan pasará esto u lo otro.
Pues, por los vientos que soplan, los cambios que se quieren en la vida pueden suceder, que como bien lo dice alguien "cambio lo fundamental", ¿Cómo no vamos a cambiar nosotros?, ¿Cómo no van van a cambiar los otros?, ¿Cómo no va cambiar la vida?
Las personas todas tenemos intereses, deseos, aspiraciones, afectos y desafectos, esto es natural. Digamos que lo sobrenatural es que todo eso permanezca inmanente, no es tan posible que eso suceda, así sea una pizca, esas cosas se transformarán. A veces la transformación puede ser para mejorar y otras en contrario, en reversa.
Por los vientos que soplan, las sorpresas de cada día, los regalos que trae la vida en lo cotidiano puede transformar por completo la existencia, de nuevo puede ser para bien, puede ser para mal. Uno puede decidir hacia donde va y en mi caso decido aprovechar los cambios para mi crecimiento, para entender mejor, para procurar avanzar. Nunca caminar hacia atrás.
Por los vientos que soplan, mi cariño por los que de verdad amo, quiero, por los que tengo afecto será cada vez mayor. De los demás pues seguirá igual, la indiferencia es un don que no todo el mundo tiene, y a mí me sale bien.
Por los vientos que soplan, es muy posible que mis tiempos para dedicarme a las cosas que me gustan como escribir, caminar, reflexionar, leer, y querer como se debe a los que quiero tanto, tanto podrá ser sin mucha cortapisas. Nuevas experiencias, nuevas ideas, nuevos proyectos se irán concretando.
Por los vientos que soplan, las piscuchas seguirán apareciendo en la ciudad y en el campo y los niños mantendrán esta tradición que les da tanta alegría. Yo les veo con la esperanza de ver a esas piscuchas volar alto, muy alto y que continúen dando la sensación de libertad que tanto inspiran.